Aprobecho que estuve este verano en Hungría, para hacer un comentario de Armonías de Werckmeister (2000), una de las mejores películas que ha dado este país.
Armonías de Werckmeister es una película que dura 2 horas aproximadamente, osea que no estamos ante la 2º parte de Sátántangó, la cual duraba 7 horas y media.
Al ser las dos dirigidas por Béla Tarr ,las 2 películas tienen en común esos planos de 15 minutos en los que piensas si tiene truco.La juventud post-comunista húngara es la protagonista y las ansias por vivir su móvil.
Bela Tarr muestra en Armonías de Werckmeister la juventud de Jean-Luc Godard,los planos de Jean Renoir y las pausas de Tarkovsk, que hunden cualquier significado, esos largos planos secuencia que hacen a tu cerebro trabajar cada vez mas deprisa.
János es el protagonista, receptor nato de la armonía de la naturaleza. Ama la vida y el sentido de todo.Y así nos lo demuestra en la primera escena.Un largo plano secuencia, de unos 10 minutos, donde János muestra a sus vecinos borrachos, mediante una creografía improvisada, cómo se mueven los astros y cómo ocurren los eclipses.
Entonces un misterioso circo traerá una ballena al pueblo, una ballena muerta.
János, cree en la vida, en los caprichos de un Dios creador.No hace caso del simbolismo y la metáfora(que curiosamente toda la película es una metáfora a la vida) y no cree que una ballena muerta pueda traer la destrucción...
Todo el pueblo espera inquieto, en vilo...sin saber realmente que es lo que sucederá, pero János se muestra fascinado y sólo el aprecia la melancolía y hermosura del animal.
(En Budapest entendemos a Béla Tarr. Los Zapatos del Danubio nos recuerdan también que somos humanos.Unos se van a la otra orilla y desaparecen, pero los que nos quedamos, podemos todavía apreciar lo que dejan en tierra, sus zapatos, nuestros recuerdos...)